La Hipnosis clínica evidencia científica

EFICACIA DE LA HIPNOSIS

Hoy en día, la hipnosis es un área de investigación activa y dinámica. Tal como se ha dicho más arriba, la hipnosis se utiliza como un adjunto a otros tratamientos para controlar tanto síntomas físicos como psicológicos, demostrando ser un medio eficaz para mejorar la calidad de vida de muchos pacientes. Por ejemplo, la hipnosis se ha utilizado eficazmente con pacientes de cáncer, pacientes de cardiología, de cirugía, pacientes con el síndrome del colon irritable, con el trastorno de estrés post-traumático, pacientes con ansiedad y fobias y pacientes obesos (Calvert, Houghton, Cooper, Morris, & Whorwell, 2002; Cardeña, 2000; Kirsch, 1996; Kirsch et al., 1995; Montgomery et al., 2000; Redd, Montgomery, & DuHamel, 2001; Rhue et al., 1993; Simren, Ringstrom, Bjornsson, & Abrahamsson, 2004). La hipnosis se utiliza frecuentemente para controlar síntomas similares en esta variedad de pacientes (por ejemplo, dolor, malestar). Por lo tanto, la revisión que presentamos se centrará en estos síntomas y no en las distintas poblaciones de pacientes. En la mayoría de los casos, la aplicación clínica de la hipnosis para el control de los síntomas (por ejemplo, dolor) es similar en distintos grupos (por ejemplo, dolor de espalda, dolor de quemadura).

Quizás la mejor evidencia de la eficacia de la hipnosis proviene de la literatura sobre dolor. La hipnosis, llamada hipnoanalgesia en este caso concreto, ha demostrado de forma consistente reducir, y en algunos casos eliminar, tanto el dolor inducido experimentalmente como el clínico (Montgomery et al., 2000; Montgomery et al., 2002a). En un meta-análisis centrado en el uso de la hipnosis para el control del dolor se encontró una media de un 75% de pacientes que se beneficiaron respecto a los controles (Montgomery et al., 2000). Aunque la evidencia del control del dolor mediante hipnosis es la más sólida en contextos agudos como el dolor que sigue a la cirugía (Montgomery et al., 2002a), está creciendo la evidencia de que la hipnosis es también eficaz para el manejo del dolor crónico (Patterson et al., 2003). Además de su eficacia en el manejo del dolor, la hipnosis también ha mostrado ser un componente de tratamiento eficaz para problemas como náuseas en pacientes de cáncer tratados con quimioterapia (Redd et al., 2001) y en pacientes obesos (Kirsch et al., 1995), en el ámbito físico, y en problemas como ansiedad, malestar y depresión, en el ámbito psicológico (Bryant, Guthrie, Moulds, Nixon, & Felmingham, 2003; Ellsmore, 2001; Evans & Coman, 2003; German, 2004; Montgomery et al., 2002a; Montgomery et al., 2002b; Schoenberger, 2000; Yapko, 2001) En conjunto, estos datos apoyan la capacidad de la hipnosis como un adjunto para mejorar síntomas aversivos. Sin embargo, esto es sólo una pequeña muestra de la literatura disponible. Animamos a los lectores interesados en el uso de la hipnosis en un tema específico a que revisen la literatura sobre ese tema.

La evidencia reciente sugiere que la hipnosis puede incluso afectar a un rango más amplio de resultados. Además de los efectos descritos más arriba, también están surgiendo una serie de estudios con un N pequeño sobre la capacidad de la hipnosis para aumentar el funcionamiento inmune (Bakke, Purtzer, & Newton, 2002; Kiecolt-Glaser, Marucha, Atkinson, & Glaser, 2001; Wood et al., 2003). Aunque tales hallazgos tienen que ser replicados y ampliados, es importante el haber observado que la hipnosis, bajo circunstancias adecuadas, puede afectar la función inmune. Es raro que las intervenciones psicológicas tengan efectos sobre medidas estrictamente fisiológicas, y, por lo tanto, un pequeño tamaño del efecto sobre la función inmune es fascinante y con importantes implicaciones clínicas.

ÁREAS ADICIONALES DE INVESTIGACIÓN

Además de la literatura clínica en desarrollo sobre la eficacia de la hipnosis en el control de síntomas, hay por lo menos tres áreas en la investigación sobre la hipnosis que son muy prometedoras: estudios de los cambios cerebrales asociados a la hipnosis; estudios de los mecanismos psicológicos de los efectos hipnóticos; y estudios de costo-eficacia.

A medida que la tecnología de imágenes del cerebro mejora, los estudios proveen de más información sobre los cambios en el cerebro asociados con la hipnosis y las sugestiones hipnóticas. Por ejemplo, Rainville y sus colaboradores (Rainville, Hofbauer, Bushnell, Duncan, & Price, 2002) encontraron datos con la tomografia por emisión de positrones (PET) que apoyan la existencia de cambios en el córtex cingulado anterior, el tálamo y el tallo cerebral ponto-mesencefálico asociados a los procedimientos de hipnosis. Kosslyn y sus colaboradores (Kosslyn, Thompson, Costantini-Ferrando, Alpert, & Spiegel, 2000) encontraron diferencias hemisféricas en el flujo de sangre asociadas al procesamiento del color y la hipnosis utilizando la PET. Estos datos están mejorando la comprensión de lo que ocurre en el cerebro cuando se dan inducciones y sugestiones hipnóticas, y pueden aportar metodologías mejores para perfeccionar sus aplicaciones. Sin embargo, hay que ser cauteloso antes de definir la hipnosis como estos cambios cerebrales observados mediante la PET. Esta conclusión sería prematura ya que estos estudios carecen de grupos control, se centran en los participantes que puntúan alto en sugestionabilidad hipnótica, y/o se basan en diseños de N pequeño.

Además de los estudios de imágenes cerebrales, los autores han estudiado también los mecanismos de los efectos hipnóticos desde perspectivas psicológicas. Por ejemplo, la visión socio-cognitiva de la hipnosis describe los efectos de la hipnosis como el resultado de las expectativas y el funcionamiento del rol social (Spanos, 1991). Por otra parte, la teoría de la neo-disociación incluye tanto aspectos del desarrollo como interactivos para describir las diferencias individuales de larga duración en la sugestionabilidad hipnótica, así como los cambios agudos debidos a la hipnosis (Hilgard, 1991). Es importante señalar que los estudios que describen cambios cerebrales asociados con la hipnosis y los que investigan los mecanismos psicológicos de la hipnosis no están de más. Como en cualquier otra conducta (hablar, imaginarse cosas), se esperaría que hubiera correlatos neurológicos de los efectos hipnóticos observados.

El estudio del costo-eficacia es un área interesante que está empezando a recibir atención en la literatura de hipnosis. Quizás el mejor ejemplo publicado de este tema es el trabajo de Lang y Rosen (2002). En los análisis que realizaron de 161 pacientes de intervención radiológica, informaron que el coste asociado con los procedimientos de intervención radiológica era, como promedio, de 338 dólares menos por caso cuando se utilizaba la hipnosis como procedimiento adjunto para controlar el dolor y el malestar. Estos datos muestran que la hipnosis no sólo mejora la calidad de vida de los pacientes, sino que también puede mejorar el estatus financiero de la institución. Es probable que estos datos de costo-eficacia aceleren la incorporación de la hipnosis del protocolo de investigación clínica a una parte importante de la atención clínica estándar.