Hipnosis clínica

“La hipnosis es una técnica potente para la mejora de la calidad de vida de una gran variedad de pacientes. Sin embargo, es frecuente que tanto pacientes como terapeutas tengan creencias erróneas que dificultan que la hipnosis clínica se utilice más. El presente trabajo disipa estas creencias erróneas, destaca la eficacia clínica de la hipnosis y la investigación de vanguardia, y argumenta en favor de un uso más extendido de esta técnica terapéutica adjunta.

Mitos y Concepciones erróneas sobre la Hipnosis

Debemos diferenciar lo que es la hipnosis científica de la hipnosis del espectáculo, de todo el folclore que podemos ver en los medios de comunicación. Esta “otra forma” de conocer la hipnosis ha dado lugar a todo tipo de creencias erróneas sobre la hipnosis.

Una de las personas más preparadas en España en Hipnosis Clínica es Héctor González Ordi, Doctor en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid. En su libro “La hipnosis: mitos y realidades”, da respuesta a una serie de concepciones erróneas que se han ido desarrollando.

Las concepciones erróneas más frecuentes son:

La hipnosis es una forma de sueño que implica pérdida de la consciencia.
El hipnotizador tiene un “poder especial” para inducir hipnosis.
El individuo hipnotizado no puede falsear el relato de una situación o acontecimiento.
En hipnosis, el sujeto realizará cualquier cosa que el hipnotizador le pida.
La hipnosis supone la pérdida de control del comportamiento del sujeto.
La hipnosis requiere una actitud pasiva.
La hipnosis crea dependencia.
La hipnosis es peligrosa.

¿Qué es la hipnosis?

Según la definición de hipnosis ofrecida por American Psychological Association, Division 30: Society of Psychological Hypnosis (2005), << la hipnosis supone un proceso durante el cual al sujeto se le administran sugestiones que fomentan experiencias imaginativas (…).

La inducción hipnótica se utiliza para estimular y evaluar respuestas a las sugestiones. Durante la hipnosis, el sujeto es dirigido por el hipnotizador con el fin de que responda a sugestiones que producen cambios en la experiencia subjetiva, alteraciones en la percepción, sensación, emoción, pensamiento o conducta.

Las personas pueden también aprender auto-hipnosis, que sería el acto de administrarse procedimientos hipnóticos a uno/a mismo/a. Si el sujeto responde a las sugestiones hipnóticas, generalmente se infiere que ha sido hipnotizado.

Muchos creen que las respuestas y experiencias hipnóticas son características de un estado hipnótico, mientras que otros piensan que no es necesario utilizar el término –hipnosis– como parte del proceso de inducción hipnótica>>.

El proceso hipnótico es en esencia una relación de comunicación entre hipnotizador e hipnotizado que pretende generar comportamientos determinados basados en cambios de experiencia subjetiva, respuestas somáticas y ejecución motora en función de ciertas sugestiones previas (Kihlstrom, 1985).

En la medida en que este comportamiento se ajusta mejor a las sugestiones administradas, el sujeto es más hipnobtizable; en la medida en que el comportamiento no es congruente con las sugestiones administradas, el sujeto es menos hipnotizable.

La Hipnosis clínica como procedimiento adjunto para controlar una amplia variedad de síntomas.

Aunque muchos pacientes y terapeutas tienen concepciones erróneas sobre la hipnosis, los datos empíricos apoyan de manera consistente la eficacia de la hipnosis como un procedimiento adjunto para controlar una amplia variedad de síntomas. Esto no implica que la hipnosis deba sustituir las terapias existentes, sino que debería incorporarse con más frecuencia a la atención clínica para mejorar los resultados obtenidos por los pacientes.

Es interesante señalar que, a diferencia de muchas terapias farmacológicas, las intervenciones conductuales como la hipnosis cuentan con un “efecto secundario beneficioso”. Esto es, una vez que los pacientes han aprendido las técnicas de hipnosis, las pueden utilizar para otros problemas (Carey & Burish, 1988; Redd et al., 2001). Por ejemplo, un paciente que haya aprendido a utilizar la hipnosis para controlar el dolor post-quirúrgico puede utilizarla más tarde para controlar un dolor de cabeza. Aunque los clínicos reconocen que se puede dar esta generalización positiva, su investigación en la literatura es casi inexistente. Un estudio que documentó esta ventaja señaló que los pacientes que habían aprendido a utilizar una intervención de relajación grabada para controlar los efectos secundarios del tratamiento del cáncer, también la utilizaban para tratarse el insomnio, la ansiedad generalizada y los dolores de cabeza (Burish, Vasterling, & Carey, 1988). Otro estudio reciente informó que los pacientes seguían utilizando y beneficiándose de la hipnosis hasta 5 años después de la consulta inicial (Gonsalkorale, Miller, Afzal, & Whorwell, 2003). Esta evidencia sugiere que el hecho de que los pacientes hagan este uso de la intervención puede llevar a mejoras de larga duración en diversos síntomas, lo cual lleva a su vez a una mejora en la calidad de vida. Es necesaria la realización de futuros trabajos sobre esta área para comprenderla mejor y así intensificar estos efectos.

En general, la hipnosis es una intervención eficaz para el control de síntomas, puede tener ventajas de larga duración y no presentar ningún efecto secundario específico. Desde tanto desde la perspectiva de ambos, paciente e institución, la hipnosis puede estar siendo infrautilizada en el ámbito clínico. La investigación futura sobre la eficacia clínica, los mecanismos subyacentes psicológicos y fisiológicos, y el costo-eficacia de la hipnosis perfeccionará la práctica y la comprensión científica de esta técnica simple pero potente.